Era una mañana fría, lluviosa,
gris… cualquiera hubiera preferido
quedarse en casa aquel sábado del mes de octubre, sin embargo, nuestro
compañero de Molins de Rey ya hacía unos
días que había decidido desempolvar
aquel antiguo biscuter y sacarlo a pasear. Cualquiera se
resiste!
Corrió la voz, y como quien no quiere la cosa, quien más
quien menos, se acercó a su garaje y
observó con nostalgia las joyas que allí reposaban expectantes. Tras pasarle un
paño a modo de caricia, unas palmaditas al capó. Una mirada de complicidad…
- vamos?
A las nueve de la mañana de aquell sábado fueron apareciendo
todo tipo de micros en las instalaciones de la Fábrica de Electrónica Gilera,
en Molins de rey.
Aquel sábado se cubrió del color de los vehículos, del
sonido de sus motores, del calor de la amistad.
Partimos hacia Castelldefels donde nos esperaba un desayuno
que supo a gloria. Ninguna averia, ningún percance i como no, la anécdota del
dia. No todos los micros son de dos tiempos, algunos van sin mezcla de aceite en la gasolina, y
alguien se pasó buena parte de la mañana limpiando el depósito.
Partimos de regreso con el estomago satisfecho i llegamos al
punto de partida con el alma rebosante y las baterías a tope.
A esperar la próxima ocasión.
Albert Riba