HOMENAJE A FRANCISCO CLOTA
VIDEOS REPORTAJE COMPLETOS DE ELVIRA & JAVIER Y FOTOS
Logroño / Nieva de Cameros / Villa Lucía Laguardia / Hotel Arasur Miranda de Ebro
Salinas de Añana / Villanañe / Torre Varona / Monumento al Pastor / Riscos de Bilibio / San Felices / Ezcaray Hotel Palacio Azcárate
Santo Domingo de la Calzada / Haro / Bodegas Bilbaínas / San Millán de la Cogolla Hostería San Millán
HARO / HOSTERIA SAN MILLAN / MONASTERIO DE YUSO / MONASTERIO DE SUSO / BAÑOS RIOS TOBÍA / FABRICA EMBUTIDOS MARTINEZ SOMALO
MONASTERIO DE VALVARENA /TRICIO / CALLAGHAM / IGEA / CENTRO DE INTERPRETACION PALENTEOLÓGICA / TRONCO FOSIL / CASTILLO DE CORNAGO
CASTILLO DE CORNAGO / BALNEARIO GRÁVALOS / YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO CONTREBIA LEUKADE / CENA FIN DE EVENTO
LA NUEVA GENERACIÓN QUE NOS ACOMPAÑA
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Nuestro escritor invitado
José Martinez de Roldán ( Murcia ) que participa por primera vez con su Biscuter recién restaurado
No hay mejor sensación, ni mayor orgullo en este humilde
“cronista”, que participar en la ruta de 2018 por La Rioja y Álava por primera
vez con un Biscuter recién restaurado y poder escribir en el homenaje a
Francisco Clota, verdadero impulsor del amor a este micro-coche, que se
convierte en pasión y casi en locura.
Pero me gustaría,
antes de continuar, hacer un reconocimiento a la magnifica labor realizada por
nuestros anfitriones de este año: José Ramón Nafarrate, su esposa Gloria y su
hija Sara, que conjuntamente con José Ángel y Conchi han conseguido que los
participantes en esta ruta nos hayamos sentido maravillados con la experiencia. Nada ha quedado a la improvisación, todo
había sido estudiado al más mínimo detalle y eso ha sido, junto con la
experiencia de organización de Ramón Pradas, el motivo del éxito en este
encuentro. Creo que no me equivoco si os felicito y os agradezco por vuestra
labor de parte de todos los que hemos gozado junto a vosotros en este viaje.
Para este
“Biscutero” esta ruta ha sido mucho más que el descubrimiento de unos lugares y
unos paisajes maravillosos, ha sido un cúmulo de experiencias, de sensaciones,
de sentimientos a los que quiero referirme en estas líneas. Desde el momento en
que se conduce por primera vez un Biscuter, te invade una mezcla de
satisfacción, de emoción, de aventura,
Mezcladas todas
ellas con una pizca de temor (aquí habría que hacer mención aquellas palabras
que en su día dijo Francisco Clota y que nos la recordó Nafarrate en la cena de
despedida: “Tu serás siempre amigo del Biscuter, pero el Biscuter no será nunca
tu amigo”), en referencia muchos detalles de este pequeño-gran vehículo que
hacen que en el momento más inesperado te puedas quedar colgado en medio de una
ruta.
Superados los
temores del novato, van apareciendo innumerables emociones a cada kilómetro que
se va recorriendo; el paisaje se magnifica desde el puesto de conducción de las
“balas plateadas”, la altura a la que te
transporta hace que la perspectiva sea diferente por ser más bajita y te acerca
más al entorno, el aire que roza las caras lleva aromas (cuando el compañero de
delante ha puesto distancia por medio y el humo de su coche no llega) que pocas
veces puedes disfrutar si no es así; incluso la lluvia que, al chocar con el
rostro, se hace agradable al mezclarse con esos paisajes y aromas nuevos; la
mañana y la tarde adquieren diferentes matices en sus colores a medida que el
tiempo avanza junto a nosotros.
Hablemos también de
las gentes, que entre sorprendidas y admiradas, reflejan felicidad en sus ojos
y en sus sonrisas; nadie queda indiferente al ver pasar a estos “locos con sus
autos locos”; desde el niño que pueda creer que han salido del cuento que
leyeron alguna vez, hasta los mayores que vuelven a revivir recuerdos de su
juventud. Todos ven “ese algo” en el Biscuter que les llena de alegría.
Quizá, sin esperarlo, Clota en su aventura en su aventura de
recuperar el Biscuter ha logrado algo que va más allá del recuerdo de su niñez
o juventud, ha hecho que mucha gente sienta momentos de felicidad, ha logrado
arrancar la sonrisa en ellos, la sorpresa del instante, el saludo cordial del
que pasa por tu lado. No es poco, aunque pudiera parecerlo. La felicidad viene
dada en pequeñas dosis y el Biscuter es un pequeño frasco repleto de ella. Pero
para mí Clota ha puesto todavía mucho más, y ese mucho más es: la profunda
amistad, la camaradería, la unión de unas personas que comparten una misma
ilusión. El Biscuter es el nexo de que une ante cualquier imprevisto de un
compañero, nadie se puede sentir desasistido ante un contratiempo o una avería,
todos se vuelcan en la solución y hacen piña en torno a él para asistirle. Ahí
se demuestra, una vez más, que Clota ha puesto -con su Amor al Biscuter- un
pilar que cada año se renueva en cada ruta.
Quiera Dios que las
emociones de este encuentro vuelvan en los próximos años, que los paisajes, la
cultura, la gastronomía, las gentes enriquezcan de nuevo nuestra vida y a la
vez nosotros podamos llevar allá donde vayamos un poco de la felicidad que nos
da el Biscuter. Seguro que Clota, desde el cielo, vendrá con nosotros en el
camino y disfrutará al hacer feliz al que nos vea pasar.
José Martínez y Carmen Martínez
CÓMO PASARSELO DE LUJO Y NO MORIR EN EL INTENTO
Ahora que están tan de moda los libros de auto-ayuda, de
psicología, refuerzo y otras lindeces para disfrutar “plenamente de la vida”,
yo propongo una solución más eficaz y tan de moda como esos programas de TV
sobre la cocina, para no perder la onda de la modernidad.
Pongamos que, para
ser felices, nos pongamos a “cocinar” una buena ruta en la mejor de las
compañías, con un buen puñado de amigos, unos buenos ingredientes como lugares
maravillosos que visitar, y el ingrediente mágico que hace único nuestro menú:
Un maravilloso Biscuter. Receta de José
Ramón, Gloria, Sara, José Ángel y Conchi y como chef Ramón Pradas. ¡¡Ahí es
nada!!. La receta es sencilla pero suculenta. Os la contamos y al final de
ella, nos diréis si hace falta algo más para ser feliz.
Para empezar cojamos
un lugar de esos con solera y nunca mejor dicho: Logroño. Póngase unas pizcas
de “Laurel” añadiendo buen vino y pan con lo que sea. Cocinar a fuego lento,
hasta bien entrada la noche (Se puede añadir una “copica” para descansar
posteriormente).
Añadiremos una
ración de Cameros, concretamente de Nieva, allí donde el embutido todavía es
casero y tiene un toque que sabe a gloria. No podemos bajar La Guardia y
pondremos un toque de choricico aderezado de patatas de las de Villa Lucía y lo
dejaremos todo en ebullición hasta llegar a Miranda de Ebro, donde reposará.
El compango debe
tener una pizca de sal de Añana para darle el sabor que distingue al mejor
menú; pondremos en la cazuela de Villanañe unos gramos de Torre Varona,
conocidísimo ingrediente alavés que le dará un toque de nobleza a nuestro
guiso. Y como el plato va tomando cuerpo lo dejaremos en reposo, no si antes
remover lentamente, pausadamente como lo harían antiguamente en el Palacio de
Azcárate las buenas gentes de Ezcaray.
Y para que los
sabores no pierdan temperatura, tras el descanso, habría que darles unos abrigos,
como si lo estuviésemos haciendo con las mantas y paños propios del lugar.
Repuesto el calor necesario, no hará falta añadir ni gallina ni gallo, aunque
estemos tentados por tenerlos tan a la mano en Santo Domingo de la Calzada, sin
embargo le pondremos un chorrico de tinto y si es de Haro, mejor que mejor.
Para templar sabores y que el alcohol reduzca nada mejor que ponerlo a fuego
lento, al estilo de los Monjes de Suso, aquellos de San Millán de la Cogolla,
donde dicen que nació el castellano.
Toda buena mesa debe
tener viandas de calidad, y para ello cortaremos unas finas lonchas de jamón.
Dicen que en Baños de Río Tobía tienen del bueno. Los Monjes de Valvanera nos
lo han aconsejado y nos darán su receta para condimentar un plato que nos sabrá
a Gloria. Ellos cocinan como los ángeles cantores y parece como si la mismísima
Virgen de Valvanera se hubiera puesto el delantal y … “ Hala, manos a la masa”. Antes de reposar es momento de acordarnos de
un buen amigo que, sin duda, hubiera disfrutado de estos fogones: Francisco
Clota, que fue el mentor de esta experiencia.
Con pan y buen vino
se anda el camino, dicen los de Tricio y con un toque de caracolero con aroma a
campo de la Basílica de Los Arcos, nos pondremos en marcha para cocinar el
plato.
Si debemos
proveernos de viandas, como el peregrino lo hace de calzado para su viaje y
creo que por Arnedo podremos encontrar ambas cosas. Que no es cosa de broma el manjar
que estamos cocinando. ¿Y si nos alegramos con la chispa burbujeante de un cava
riojano?, ¿Acaso no hay cocinero que no levante el codo un poquito para
aliviarse de los calores de los fogones?; ya descansaremos después en Grávalos
y si se tercia hasta podremos maridar los caldos y manjares con un buen masaje
y unos baños que nos libren de los malos humores.
Con el caldero
dispuesto, nos disponemos a volver a nuestro menú… pero ¡oh, problema!, el
tronco de leña no arde, ¿no será que nos hemos traído el fósil de Igea?. Vaya
que el que cuece y amasa de todo le pasa; pero como todo maestrillo tiene su
librillo nos iremos a Córnago, al pie de su famoso castillo y allí podremos
recoger la yesca que nos haga falta terminar nuestro guiso; aunque a fuerza de
ser sinceros, después de la caminata no podemos dejar de pasar por los baños
del Balneario de Grávalos.
Es que le cogemos el
gusto a lo bueno, como lo hacían antaño. Por Aguilar del Río Alhama dicen los del lugar, que sus
antepasados ya se lo montaban bien en Contrebia Leucade y no les faltaba de
nada, tanto es así que se enteraron los romanos y hasta allí se fueron para
apuntarse a los manjares y ¡joder! tanto les gustaron que hasta se quedaron un
buen tiempo.
Con los ingredientes
listos en nuestra marmita viajera, solo nos falta el postre. Y como a todos nos
gusta el comercio y el bebercio, en Logroño nos juntaremos al amor de una buena
compañía. Si tenemos todo: ingredientes
de primera, caldos para enamorarse, buenos amigos, pan y hambre, ¿Qué nos
falta?. Pues un ratico de música con jotas riojanas con
la que alegrar los corazones y meterle mano al postre. ¡Y Vaya postre!. A
algunos le asaltaron las dudas… que si no podrían masticarlo por que era de
chapa; que no, que es de azúcar…; anda este, es que no te has dao cuenta que es
de chocolate… Y entre duda y mordisco, entre mordisco y dudas el Biscuter
chocolatero va quedando desguazado.
A estas horas en la
bodega ni los francos, ni los españoles estamos para nada, la pitanza llega a
su fin. No sin antes y para que todo salga redondo los que idearon esta receta
hagan magia con sus regalos y recuerdos, y como en juego de niños ponen la
guinda que busca la felicidad con un sorteo en el que la suerte se completa
cuando algo te toca, da igual si es un pito u una pelota, lo importante es el
lugar, es el momento, es la compañía… es el Biscuter.
Francisco Clota, no
te preocupes has estado aquí, no era necesario verte, solo sentirte y con el
trabajo de José Ramón, Gloria, Sara, José Ángel, Cochi, Brauli y Ramón Pradas
se ha conseguido y se conseguirá en próximos años. Mientras haya Biscuter y buenos amigos habrá
felicidad y tu estarás con nosotros.
José Martínez
Biscutero Novato 2018.